Todos los días leemos las noticias y nos maravillamos con los avances tecnológicos. Nos llena de asombro ver las mejoras que se logran en los más diversos dispositivos para hacer nuestra vida más cómoda y este progreso parece no tener fin. La combinación de la investigación y desarrollo de productos con el marketing, nos ofrece todo el tiempo nuevos productos que son superadores de lo que tenemos, pero que sabemos también serán superados por otros en un futuro cercano.
Esto es tan cotidiano que parece ser una ley natural. Sin embargo hay una excepción a esta regla: los instrumentos de cuerda fabricados en Cremona entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XVIII por los luthiers de las familias Amati, Stradivari y Guarnieri. Cómo es posible que por más que disponemos hoy de poderosas computadoras y gran conocimiento de los materiales, no se puedan lograr instrumentos de cuerda que suenen como los de ese período? Qué misterio hay detrás de los violines Stradivarius que hace que cuando alguno de estos instrumentos sale a la venta se paguen millones de dólares por él?
Siendo la música un arte que requiere de un intérprete y de un instrumento, los mejores momentos se logran cuando se combinan un gran intérprete con un gran instrumento. Hace poco tiempo escuché una hermosa versión del Concierto para violín y orquesta de Tchaikowsky por la joven y talentosa Lisa Batiashvili. Desde mi butaca en lo más alto del Teatro Colón oía los más sutiles sonidos del violín. Mirando el comentario del programa veo que el instrumento que tenía frente a mí era un Guarnieri “del Gesú” que data del año 1739. Se había logrado una combinación perfecta y, sin ser para nada un experto, se me grabó ese momento como algo imborrable.
A diferencia con lo que pasa con otros instrumentos musicales donde los nuevos son en general mejores que los antiguos, en los instrumentos de cuerda no se ha logrado ni siquiera igualar a estos instrumentos que tienen en promedio 300 años.
Qué ocurrió en Cremona en esos tiempos?
Cremona junto con Brescia fueron dos ciudades del norte de Italia donde se concentró la fabricación de instrumentos de cuerda en manos de familias de luthiers. Los jóvenes ingresaban a trabajar como aprendices y eran iniciados en los secretos de este arte, que se transmitía de generación en generación.
Entre estas familias se destacaron los Amati. Andrea Amati (Cremona 1505-1577) le dio forma definitiva al violín moderno. Sus hijos Antonius y Hieronymus siguieron la tradición pero fue un hijo del último, Nicolaus (Cremona 1596-1684) el más destacado lutier de la familia siendo sus violines reconocidos entre los mejores. En el taller de Nicolaus Amati se formaron Andrea Guarneri y probablemente Antonio Stradivari.
En el caso de los Guarneri , los grandes luthiers comienzan con Andrea Guarneri (Cremona 1626-1698), es continuado por dos de sus hijos y luego por sus nietos, uno de los cuales es el más famoso en su familia. Se trata de Bartolomeo Giuseppe Guarneri (del Gesú) (Cremona 1698-1744)que construyó violines usados por algunos de los más grandes violinistas de todos los tiempos como Nicoló Paganini, Jascha Heifetz y Yehudi Menuhin que los prefirieron aún comparándolos con los Stradivarius.
Pero el más famoso de los luthiers de Cremona fue sin duda Antonio Stradivari (Cremona 1644-1737) que se destacó por ciertas reformas que introdujo en el violín. Esto junto con su habilidad artesanal y los materiales que usó (madera y barniz) le permitió lograr estas joyas instrumentales que hoy cotizan en millones de dólares. Afortunadamente la larga vida de Stradivari y la incorporación de sus hijos al taller familiar le permitió fabricar entre 1000 y 1100 instrumentos, mayormente violines, pero también violas, violoncelos, guitarras y arpas. De ellos se conservan unos 650 instrumentos, muchos de ellos son usados por grandes intérpretes y el resto están en museos y colecciones privadas.
Cuál es el secreto de estos violines?
De dónde proviene ese sonido maravilloso y potente?, es por la forma?, es por los materiales?
Cuando en los años ´80 los japoneses como Yamaha comenzaron a fabricar todo tipo de instrumentos musicales me imaginé que pronto tendríamos “Stradivarius” made in Japan. Sin embargo esto no ocurrió y pese a disponer de poderosos recursos de computación y análisis no se han podido crear instrumentos como los Stradivarius. Descartado el tema de la forma, que es lo que más claramente se puede copiar, se estudió el tema del barniz y el de la madera con que fueron construidos. El análisis del barniz permitió identificar la mayor parte de los productos usados para prepararlos, pero aún así no fue suficiente. Además muchos de los violines tuvieron reparaciones o restauraciones a lo largo de sus 300 años de vida y fueron rebarnizados.
El tema de la madera utilizada por los luthiers de Cremona dio lugar a una interesante hipótesis desarrollada por dos científicos norteamericanos. Se sabe que el tronco de los árboles de la familia de los pinos, similares a los utilizados por estos luthiers, presenta una serie de anillos correspondientes a un ciclo anual. La observación minuciosa de uno de los Stradivarius más famosos les permitió detectar que los anillos eran particularmente angostos, indicando un lento crecimiento del árbol y dando una madera con mejores características de sonido. La causa de este lento crecimiento fue un período de bajas temperaturas en Europa conocido como “Mínimo de Maunder o Pequeña Era de Hielo” (1645-1715) causado por una disminución de las manchas solares. Este período coincide muy bien con la época de oro de la construcción de violines.
Un investigador húngaro descubrió que si bien en el norte de Italia son frecuentes los ataques por termitas en madera seca, los violines de esa época en cambio son muy resistentes. Esto lo llevó a formular la hipótesis de que estos luthiers trataban cuidadosamente la madera para protegerla de las termitas y esta modificación podría ser la causa del excelente sonido.
En resumen, no está plenamente aclarado el misterio de estos violines y la respuesta podría ser una combinación de las características apuntadas o algo por descubrir.
Cuánto valen estos instrumentos?
Es un tema de amplio debate, ya que como pasa con las obras de arte es muy difícil comparar precios vs prestaciones. Hay además un gran valor simbólico, se sabe que su número es limitado y se ha sumado en los últimos tiempos una demanda de Asia donde hay grandes instrumentistas jóvenes deseosos de lucirse con un instrumento de máximo nivel. El problema es que ningún intérprete joven puede pagar los millones de dólares en que se venden estos instrumentos cuando se subastan.
Por eso hay ahora instituciones o poseedores privados que prestan sus instrumentos a jóvenes promisorios para que estas joyas sigan deleitando al público. Es el caso del joven violinista francés Renaud Capucon que tiene un violín Guarnerius, que perteneció al eximio violinista Isaac Stern, recibido en préstamo de la Banca Suiza Italiana (BSI).
Mientras esperamos que se descubra el secreto de estos maravillosos instrumentos, sigamos disfrutando, como tantos melómanos antes, de su extraordinario sonido. El único requisito es que lo tengan violinistas talentosos.
Jorge Mandelbaum ( Enero 2017 )
2 Comments
Muchas gracias Jorge por tan delicioso comentario que he disfrutado por la investigación que muestra sobre el violín.
Muchísimas gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya gustado