En general vemos a los artistas de todo tipo (músicos, pintores, escritores, etc), ávidos por transmitir su obra a la mayor cantidad posible de gente y obtener un reconocimiento. Éste puede tomar la forma de aplausos, fama, ganancias, etc. En el último medio siglo nos hemos acostumbrado a ver que, a los grandes artistas, el reconocimiento les llegue en vida, para gran satisfacción de los mismos. Hay sin embargo casos en que el artista crea su obra en medio de penurias económicas, por no lograr su reconocimiento, y recién después de su fallecimiento los críticos y el público comienzan a apreciar su obra.
Un caso notable es el de la fotógrafa norteamericana Vivian Maier (1926-2009), pero antes de contar su historia y ver su obra, conviene hablar de cómo fue descubierta.
En el año 2005 el joven agente de bienes raíces John Maloof, compra su primera casa en un suburbio al NO de Chicago, Illinois (USA). Por su interés en la preservación arquitectónica y con el objetivo de que se valore la zona, se acerca a la Sociedad Histórica del lugar y propone escribir un libro sobre dicha zona titulado “Portage Park”. Buscando antiguas fotos del lugar, compra en un remate una caja con negativos pero, al hacer una rápida revisión de los negativos, no encuentra lo que le interesa y los deja de lado. Bastante tiempo después, descubre que es la obra de una gran fotógrafa desconocida hasta ese momento. Pero mejor dejemos que lo cuente el mismo John Maloof en un video:
Es así como, a través de una circunstancia fortuita, se descubre a esta notable fotógrafa.
Son muy pocos los registros que se tiene de Vivian Maier. Se sabe que nació en New York, hija de madre francesa y padre austríaco en 1926. Muy poco se sabe de su infancia y la escasa información que se dispone, el censo de 1930, muestra que su padre no vive ya con ella y su madre, y aparece viviendo con ellas la fotógrafa retratista Jeanne Bertrand. Hay luego registros de su regreso desde Francia en 1939 con su madre y nuevamente en 1951, pero esta vez sola. Es decir, sabemos que buena parte de su infancia y juventud vivió en Francia. En particular en 1949, comienza a fotografiar con una elemental cámara Kodak Brownie conocidas como “de cajón”. Cuando regresa a New York en 1951, decide emplearse como niñera para ganarse la vida, y eso es lo que hará hasta edad avanzada, viviendo con diferentes familias.
En 1952 compra una costosa cámara Rolleiflex, con muy buenos recursos para controlar las principales variables fotográficas (tiempo de exposición, apertura del diafragma, etc) y además con un formato de película grande y cuadrado (6×6 cm). Este tipo de cámara permite obtener la foto con la cámara sobre el pecho, con lo cual el fotógrafo puede disparar la foto sin perder el contacto visual con el sujeto fotografiado.
En 1956 Vivian se muda a Chicago, donde vivirá hasta su fallecimiento en 2009. Allí es empleada por una familia con tres hijos, que residen en un barrio de clase alta. En ese tiempo dispone de un baño privado, que se convierte en su laboratorio. Esto le permite revelar los rollos de película blanco y negro y obtener sus copias en papel.
A lo largo de su vida realiza varios viajes para conocer Canadá, Sud América, Europa, Medio Oriente y Asia.
Con los años crecen los niños que cuida, y debe cambiar de familia para la cual trabaja. En los ’70 comienza a utilizar película color de 35mm, junto con cámaras alemanas de ese formato (Leica y otras marcas). El uso de película color modifica gradualmente la temática de sus fotos: hay menos presencia humana y aparecen periódicos, objetos y graffiti. El elevado número de fotos que saca, sumado a sus dificultades financieras, hace que la mayor parte de los rollos color queden sin revelar.
También empieza a tener una compulsión a recoger y guardar periódicos o recortes de los mismos, y objetos rescatados de la basura o recogidos en la calle.
Sus continuos cambios de domicilio y el volumen del material fotográfico, más la cantidad de objetos acumulados, fuerzan a Maier a alquiler espacio de almacenamiento para sus pertenencias, mientras lucha por sobrevivir. Hacia fines de siglo, recibe la ayuda de una familia para la que trabajó, lo que le permite vivir en un pequeño departamento. En 2008, tras una caída, la internan en un hogar para ancianos donde fallece al año siguiente a los 83 años. En el 2007 sus pertenencias almacenadas, van a remate por falta de pago del alquiler del espacio. Ahí es donde arranca la conexión con John Maloof, aunque cuando él descubre el valor de lo que compró, Vivian Maier ya había dejado de existir, llevándose a la tumba el secreto de toda una vida.
Qué sabemos de la personalidad de Vivian?
Los testimonios de las familias para las que trabajó coinciden en que era una persona con fuerte personalidad, acostumbrada desde joven a valerse por sí misma, muy reservada, un poco excéntrica. La veían siempre salir, tanto con los niños como en sus salidas de los fines de semana, con la cámara colgando de su cuello, fotografiando en forma obsesiva, aunque no mostraba las fotos que obtenía. Cuentan que, a veces, los llevaba en largos paseos como buscando lugares y gente interesante para capturar con su cámara.
Como nunca se casó, ni tuvo hijos ni amigos que la conocieran de cerca, ejerció una cierta “maternidad” con los niños a su cuidado, transmitiéndoles su innata curiosidad por el mundo que la rodeaba y que registraba persistentemente a través de su cámara.
Es conmovedor que una obra artística tan vasta y valiosa, haya salido a la luz de un modo casual. Se estima en más de 120000 el número de negativos que comprende la obra de Vivian Maier. Ella sólo llegó a ver una ínfima parte en forma de copias en papel. El resto es una enorme colección de imágenes que ella vió a través de su cámara y consideró que valía la pena registrar, aunque se guardó su secreto.
En qué estriba el valor de su obra?
Básicamente la obra de Maier se inscribe en el género de “Fotografía de calle o callejera” (Street Photography), que registra la vida cotidiana en un lugar público. El mismo hecho de que se trate de un lugar público, facilita al fotógrafo el tomar fotografías de personas extrañas sin que éstos lo perciban, y esto le da espontaneidad a las tomas. Los fotógrafos callejeros pueden tener un propósito social en mente, o simplemente registrar lo que llama su atención. En el caso de Vivian, hubo dos factores que jugaron a favor para que ella pudiera lograr esos notables retratos de transeúntes: uno, el que en esa época no había la conciencia actual sobre los temas de privacidad y el otro era el tipo de cámara (Rolleiflex), que hacía que mucha gente no se diera cuenta de la toma fotográfica.
La extensa obra que Maier produjo a lo largo de 40 años, es un gran fresco de la vida urbana en grandes ciudades de Estados Unidos y refleja los cambios sociales producidos, la inmigración, el multiculturalismo, el avance de la sociedad de consumo. En todo momento se percibe una mirada humanista, con especial atención sobre los niños y los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Hay dos características muy importantes: la calidad de la mayoría de las imágenes y la consistencia en la elección de los sujetos que fotografiaba, lo que da gran unidad a su obra. Para esto ayudó la propia escasez de recursos, ya que durante mucho tiempo sólo usó la cámara Rolleiflex con un único lente (no existía el zoom óptico), pero con un formato grande (no tenía que ampliar tanto) y una lente de alta calidad.
Otro aspecto muy interesante es la gran cantidad de autorretratos que hizo. Buscó su propia imagen en espejos, escaparates y muchas veces a través de su sombra proyectada, como queriendo decir…”yo estuve aquí”. También podemos pensar que se buscaba a sí misma explorando su propia imagen.
Al recorrer su obra nos surgen varias preguntas que, lamentablemente, no tienen respuesta clara:
Cómo puede ser que, siendo una fotógrafa tan talentosa no quiso mostrar su obra a nadie? Teniendo en cuenta el tiempo y recursos que dedicó a fotografiar, uno deduce que era una actividad sumamente importante para ella y que disfrutaba disparando la foto, aún si no llegaba a ver la copia en positivo.
La otra pregunta que nos aparece, es cómo adquirió su habilidad fotográfica?
No hay registros de que haya estudiado fotografía y, sin embargo, pocos de sus negativos son descartables. Esto demuestra su habilidad para calcular la luz, y así ajustar la velocidad de exposición y el diafragma.
Pareciera que Vivian Maier tuvo dos vidas, una visible como niñera a lo largo de 40 años, conviviendo con distintas familias y ocupándose de los niños. La otra, íntima, en su mundo propio, resguardado de los demás, donde desarrolló su pasión fotográfica.
También nos surgen otras preguntas:
Qué hubiese ocurrido si Vivian mostraba al mundo su arte y obtenía los medios para dedicarse plenamente a la fotografía, evitando la miseria y soledad de sus últimos años de vida?
Qué habría ocurrido si formaba pareja, tenía hijos y amigos?
No hay una única respuesta a estos interrogantes y cada persona tendrá la suya.
Lo concreto es que podemos disfrutar un valioso documento fotográfico de la vida urbana, a lo largo de varias décadas, envuelta en el misterio de la vida de una artista singular. Este misterio refuerza el atractivo de Vivian Maier y hace que se multipliquen las exposiciones de sus obras, que se disparen las ventas de impresiones de sus negativos, que se publiquen libros y que un documental filmado por John Maloof (“Finding Vivian Maier”) fuera nominado al Oscar en 2014. El reconocimiento económico lo tienen los que, en un modesto remate, apostaron a que podrían tener valor una enorme cantidad de material fotográfico.
En Buenos Aires se presentó en el 2017 la exposición “Vivian Maier: Street Photography” en FOLA (Fototeca Latinoamericana) y ese fue mi primer contacto con esta fotógrafa. Próximamente habrá en FOLA una exposición sobre sus fotografías en color.
10 Comments
Gracias Jorge, habia leido sobre ella, pero con poco detalle.- Vida solitaria, un rasgo bastante comun en mucha gente, muy buena investigacion, abrazo
Muchas gracias Leo por tus palabras
Me encanto ,historias de vida ocultas por el tiempo pero afortunadamente ,encontradas.Gracias Jorge,muy buen artículo.!
Gracias Carlos. Uno cree que hoy todo se conoce y sin embargo hay casos como este, que nos asombran.
Artistas desconocidas que de pronto ingresan a la fama con su muerte.
Artista y marchand, obrero y empresario son duplas imprescindibles para el conocimiento de tareas que hacen al bien social. Lastima que generalmente el encuentro no se realice privándonos del valor de la creación
Gracias por el esfuerzo de hacernos conocer a estos genios
Gracias Julio por tu interesante comentario
Hermosa entrada de tu blog, en este caso de la fotógrafa Vivian Maier que para mí era desconocida. Gracias por abrirnos el telón. Abrazo
Jorge, te agradezco mucho tus palabras
Gracias Jorge por hacerme conocer una fotografa tan buena y desconocida para mi
Es un caso singular en el siglo XX por lo sorprendente de su descubrimiento. Gracias por tu comentario