Muchas veces pensé en destacados personajes de la música, el arte, e incluso la ciencia que por una extraña vuelta de la vida se destacan desde muy jóvenes y mueren prematuramente.
Especulé, sin que tuviera mucho sentido, en cuántas más obras nos podrían haber legado (en el caso de intérpretes cuántas más representaciones), si hubiesen tenido una longevidad promedio. También pensé que quizás eran como estrellas fugaces que brillan intensamente, pero por muy breves momentos.
Sin esforzarme mucho me acuerdo de W. A. Mozart que murió a los 35 años, F. Schubert a los 31, F. Mendelsohnn a los 38, los artistas plásticos A. Beardsley a los 25 y E. Schiele a los 28.
Todos estos genios murieron por enfermedades incurables en su tiempo, pero el caso más llamativo es el de E. Galois, un joven y brillante matemático francés que murió a los 20 años…en un duelo.
Más recientemente, a fines del siglo XX y principios del XXI está el llamado “Club de los veintisiete”, grupo de artistas que murieron a los 27 años pero, en estos casos la causa fue principalmente el abuso de drogas, alcohol, suicidios y accidentes. Entre ellos los conocidos J. Hendrix, J. Morrison, J. Joplin, K. Cobain, A. Winehouse, etc.
Si bien todos los casos que nombré me parecen interesantes, he elegido para esta entrada el caso del artista austríaco Egon Schiele que me resulta paradigmático.
Este artista nació en 1890 en un pequeño pueblo del entonces Imperio Austro-Húngaro donde su padre era jefe de estación. En 1905 fallece su padre y es enviado a vivir con un tío que trata inútilmente de que trabaje en los ferrocarriles, pero su fuerte vocación artística lo convence al tío de que solvente sus estudios de arte en Viena.
En 1906 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Viena para estudiar dibujo y diseño, pero el ambiente conservador y cerrado le genera rechazo y la deja en 1909. Mientras tanto conoce en 1907 a Gustav Klimt, la figura más importante del arte vienés de la época y uno de los fundadores del movimiento Art Noveau en Viena, conocido como “Secesión”. Klimt se convierte en su maestro y amigo, impulsando su carrera al presentarlo a ricos mecenas que le permitieron a Schiele una cierta estabilidad financiera, muy valiosa en sus comienzos como artista.
En su recorrido quema etapas, no sólo dejando de lado las enseñanzas académicas tradicionales. Su admiración por Klimt hace que éste influya en su obra temprana, pero rápidamente sobrepasa el estilo de su maestro encontrando un lenguaje propio.
En 1910, con tan sólo 20 años, va definiendo un estilo propio e inconfundible. Al igual que su colega Oskar Kokoschka, cuatro años mayor que él, deja de lado el fastuoso lenguaje formal de Klimt, sus elementos ornamentales, su línea tan armónica y la decoración con aplicaciones de oro. Esto es reemplazado por una expresión directa que no pretende ser bella, donde se quiebra la forma para mejor expresar las emociones, convirtiéndolos en los máximos representantes del Expresionismo en Viena.
Si bien en lo formal tanto Kokoschka como Schiele se alejan de Klimt, las temáticas siguen siendo similares. Los grandes temas existenciales del ser humano, la sexualidad, la enfermedad y la muerte son expresados en forma abierta y brutal en Schiele mientras Klimt los esconde bajo su riqueza de arabescos que suavizan su impacto.
No debemos olvidar que estos artistas son contemporáneos en Viena con Sigmund Freud desarrollando sus teorías sobre la sexualidad y el compositor Gustav Mahler tratando los mismos temas en su música.
La extensa obra de Schiele, que incluye unas 340 pinturas y unos 2800 dibujos, se centra mayormente en autorretratos, retratos, desnudos en múltiples formas y algunos pocos paisajes.
Schiele aísla a sus personajes usando fondos neutros para que la vista del observador se concentre en él. En los retratos, trata de captar no sólo el contenido fisonómico del rostro sino también la expresión en el cuerpo y sus extremidades.
Otra característica de este artista es la audacia para plantear sus desnudos describiendo la intimidad de sus personajes, lo que le valió fuertes críticas y acusaciones de pornografía. Es fácil imaginar que obras que aún hoy producen impacto, hace 110 años deben haber provocado un fuerte escándalo. Es como si Schiele hubiese anticipado, tanto en lo formal como en su contenido, lo que se volvería normal 70 o más años después.
En su obra se encuentran muchos seres desnutridos o enfermos que hacen que su arte aparezca ubicado en la frontera entre la vida y la muerte.
Los cuerpos de sus modelos muestran gestos exaltados, que revelan una fuerte tensión interior. A veces la fuerza expresiva se ve aumentada por la elección de un punto de vista extremo.
La vida de Egon Schiele fue muy agitada por su pasión artística y por los conflictos que suscitaron sus obras en la sociedad de su tiempo. Pese a todo logró reconocimiento y el apoyo de un grupo de coleccionistas que supieron apreciar su obra.
En 1915 se casa con Edith Harms y parece encontrar el equilibrio y la tranquilidad en su vida. En 1918 su esposa, embarazada de seis meses muere por la pandemia de gripe y tres días después muere Egon Schiele con tan sólo 28 años.
Me da la impresión de que presintió su temprana muerte y volcó desesperadamente su angustia, en una obra intensamente expresiva y anticipatoria.
Su legado está mayormente en Viena en los museos Leopold y Albertina.
4 Comments
Un gran esfuerzo con un excelente resultados
Muchas gracias Julio por tu comentario
Hermoso pasaje desde Klimt a Schiele. No volveré a mirar El Beso sin El Abrazo y viceversa. Lo etéreo y lo real.
Muchísimas gracias Delia por tu preciso comentario.