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Elogio de la guitarra: una historia de amor

Cuando oigo el sonido de una guitarra, en una buena interpretación, algo resuena en mi interior. Cada persona tiene una especial sensibilidad para el timbre de un instrumento musical y, en general, son varios los instrumentos cuyo sonido nos llega especialmente. Pero, suele haber alguno por el cual tenemos una predilección, y en mi caso eso ocurre cuando escucho el tañido de las cuerdas de una guitarra.

La música puede ser tango, jazz, folklore o música clásica, puede ser un guitarrista solitario que estudia, un grupo de amigos que se reúne a cantar o una sala de conciertos con miles de oyentes, en todos los casos hay una guitarra que convoca y nos permite comunicarnos por medio de la música.

Orígenes

La idea es recorrer brevemente el camino que, desde sus remotos orígenes, nos trajo a la guitarra de nuestro tiempo.

Podemos imaginar un antiguo cazador que, con su arco y flechas, acecha en busca de las presas que lo alimentarán a él y a su familia. Las presas tardan en aparecer y, aburrido, juega pulsando el arco y se maravilla con el agradable sonido que genera. Prueba añadiendo un caparazón de un animal y descubre que el sonido se amplifica. Ha creado un instrumento musical de la familia de la guitarra (cordófono de cuerda pulsada).

Los antiguos instrumentos de los que deriva la guitarra son originarios de Asia Menor y se estima que existieron hace unos 4500 años. Son básicamente tres instrumentos: el arpa, la lira y la pandura (actualmente laúd).

Antiguos instrumentos de los que deriva la guitarra

El arpa surge de una ampliación a más cuerdas, del arco musical del primitivo cazador.

En cambio la lira tiene varias cuerdas y una caja de resonancia. Los antiguos griegos asociaron la lira a Apolo, el dios de la Música.

La cítara (de cuyo nombre deriva la palabra guitarra) es un cordófono similar a la lira.

La pandura es el instrumento antiguo que más se parece a los modernos laúd y guitarra. Posee una caja de resonancia y también un mástil con trastes, lo que permite, aún con pocas cuerdas, obtener una mayor variedad de sonidos.

El gran guitarrista español Andrés Segovia (1893-1987), prefería contar una versión más romántica de la creación de la guitarra. Según el relato mitológico, Apolo perseguía a la bella ninfa Dafne para raptarla. Cuando la abraza, Dafne invoca la ayuda de su padre y éste la convierte gradualmente en árbol, un laurel. De este laurel surgió la primera guitarra.

G. L. Bernini: Apolo y Dafne (1625)

Uno de los aspectos más gratos y sorprendentes de la historia de la guitarra es que la imagen de una persona tocando alguno de estos instrumentos, es armónica y visualmente agradable. Esto permitió que haya, desde muy antiguo, innumerables ejemplos de esta representación, en forma de esculturas, relieves, dibujos, grabados y pinturas. Es como si, a través de la guitarra, se unieran la Música con el Arte.

Luca Signorelli: El llamado de los elegidos (1499-1505) Catedral de Orvieto

Renacimiento

Durante el período de la conquista de la Península Ibérica por los moros, se introdujeron los instrumentos de la familia del laúd, cuyo uso estaba muy difundido en los países árabes. Esta influencia dejó una profunda huella que llega a nuestros días, manifestándose en el mestizaje gitano, árabe, cristiano y judío que dio nacimiento al flamenco.

A comienzos del siglo XVI en España se produce la incorporación de la vihuela, un instrumento cercano a la actual guitarra. Lo trascendente es que aparecen varios músicos que, además de ser instrumentistas, componen y publican un repertorio especialmente pensado para este instrumento. Los más importantes, cuyas obras se siguen interpretando hasta nuestros días, son Luis Milán (c.1500-c.1561) que publicó el primer libro de música para vihuela “El Maestro” en Valencia en 1535, poco tiempo después Luis de Narváez (1500-1547) publica en Valladolid en 1538 “Seys libros del Delfín de Música” y en 1546, Alonso Mudarra (1510-1580) publica en Sevilla “Tres libros de Música en cifras para vihuela”. Lo interesante,es que además de destacarse como vihuelistas en las cortes, enseñan a los miembros de la nobleza a ser buenos intérpretes de su música.

Barroco

El inicio del siglo XVII marca el comienzo del auge de la guitarra, aunque en un principio con cuatro cuerdas en lugar de las seis actuales. En su ascenso a los niveles más altos de la monarquía, Luis XIV de Francia (“el Rey Sol”) y Carlos II de Inglaterra se convierten en buenos aficionados a la guitarra con el maestro italiano Francesco Corbetta (Francisque Corbett). Esto convierte a la guitarra en el instrumento cortesano por excelencia.

En las pinturas de esa época vemos reflejado el interés por representar a ejecutantes de guitarra, en diferentes ambientes y distintas clases sociales. Grandes pintores de la época como Diego Velázquez (1599-1660) y Jan Vermeer (1632-1675) han plasmado en el Arte imágenes que nos hablan de la popularidad del instrumento.

Diego Velázquez. Tres músicos (1617/18)
Jan Vermeer: Mujer tocando la guitarra (1671)

Un importante compositor y pedagogo de la guitarra es el español Gaspar Sanz (1640-1710). En su libro “Instrucción de música sobre la guitarra española”, Sanz introduce motivos populares y cortesanos admirablemente llevados a la guitarra.

A partir de este momento comienza un progresivo reemplazo de la vihuela y la guitarra como instrumento cortesano en España. El mayor compositor del siglo XVIII en la corte española es un italiano, Domenico Scarlatti (1685/1757), que pasó allí gran parte de su vida. Sus sonatas, breves composiciones que exponen y desarrollan brillantemente la idea musical, fueron compuestas para clave, aunque actualmente se suelen interpretar en piano, y suenan muy bien también en transcripciones para guitarra.

Antoine Watteau: Mezzetin (1718/20)

Clasicismo

A comienzos del siglo XIX surgen en España e Italia compositores/intérpretes que llevarán la guitarra a un gran desarrollo técnico. Se trata de los españoles Fernando Sor (¡778-1839) y Dionisio Aguado (1784-1849) y los italianos Ferdinando Carulli (1770-1841), Matteo Carcassi (1792-1853) y Mauro Giuliani (1781-1829). Fernando Sor fue el más destacado de este grupo, tanto por su completa formación musical, como por su excelencia como intérprete. Varios de ellos desarrollaron su carrera mayormente en París, donde había un público muy predispuesto hacia la guitarra. La mayoría de ellos escribieron Métodos, para ayudar a los aficionados con las técnicas de interpretación. Compusieron piezas con dificultades técnicas crecientes para desarrollar las habilidades en sus alumnos.

Si bien grandes compositores como F. Schubert, H. Berlioz y N. Paganini eran también intérpretes de guitarra, dedicaron su composición mayormente para el piano, violín o la orquesta. Lamentablemente para la guitarra, los grandes compositores de fines del siglo XVIII y del siglo XIX como Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Chopin y muchos más se volcaron al piano, que se convirtió en el instrumento dominante.

Ramón Bayeu: El majo de la guitarra (1786)

Ante la inexistencia de los actuales dispositivos eléctricos/electrónicos para la reproducción de música, la forma de escuchar música o acompañar el canto o la danza, era contando en las familias con algún intérprete de guitarra, piano o violín. Los compositores se ganaban la vida dando clases a los alumnos aficionados y publicando obras accesibles para ellos.

Romanticismo tardío

Para reencontrarnos con buenos compositores e intérpretes de guitarra, debemos desplazarnos en el tiempo y el espacio dirigiéndonos al lugar de origen de la guitarra, España y a fines del siglo XIX. Hay un renacimiento de la guitarra clásica en España a través de Francisco Tárrega (1852-1909), un músico de muy humilde origen que afrontó a lo largo de su vida problemas con su vista. A pesar de todas las dificultades, logró finalmente convocar al público para escuchar nuevamente conciertos de guitarra clásica. Contribuyó con obras de un romanticismo tardío, de gran refinamiento, que quedaron incorporadas al repertorio de todos los grandes guitarristas.

Por esa misma época España tuvo dos grandes compositores que eran a la vez virtuosos del piano: Isaac Albéniz (1860-1909) y Enrique Granados (1867-1916). Se suele decir que ambos compusieron para el piano, pensando en la guitarra. Es por eso que el repertorio de la guitarra se enriqueció con las transcripciones para este instrumento de muchas piezas de Albéniz, como “Asturias, Granada, Córdoba y otras de la Suite Española”. En el caso de Granados fueron las “Danzas españolas”. Todas estas obras son tanto o más populares en su transcripción para guitarra que en el original de piano.

Siglo XX

En este siglo se logró el regreso de la guitarra a las salas de concierto, en gran medida por la acción de un virtuoso del instrumento, el español Andrés Segovia (1893-1987). Al principio tuvo que ampliar su repertorio agregando transcripciones para guitarra realizadas por Tárrega. Con el tiempo y el éxito logrado, compositores como el italiano Mario Castelnuovo-Tedesco, el brasileño Heitor Villa-Lobos, el español Federico Moreno Torroba y el mexicano Manuel Ponce compusieron obras especialmente para él.

Pablo Picasso: El viejo guitarrista ciego (1903/4)

El compositor español Joaquín Rodrigo (1901-1999) estrena en 1940 el Concierto de Aranjuez, probablemente la obra para guitarra y orquesta más famosa. El equilibrio que logró Rodrigo entre la guitarra y la orquesta y sus bellas melodías, han hecho que esta obra sea una favorita de todo tipo de públicos.

También en este siglo la guitarra ha tenido una enorme expansión en el área de la música popular con los más diversos géneros, música folklórica de diferentes pueblos, jazz, tango y finalmente el rock y todos los géneros derivados de él. Contribuyeron mucho los avances técnicos sucesivos de la cinematografía, la industria discográfica, la televisión, la invención de las guitarras eléctricas y la posibilidad de amplificar el sonido para llegar a grandes audiencias.

Emilio Petorutti: El improvisador (1937)

Mi intención fue recorrer juntos el largo camino que nos trajo desde el cazador que descubre el bello sonido que puede producir la vibración de su arco, hasta el hermoso sonido que logra un gran guitarrista. Es también el arco que conecta la Música con el Arte, dos expresiones del genio humano.

Bibliografía:

Frederic V. Grunfeld: The Art and Times of the Guitar (Collier Books)

Pompeyo Camps: Reportaje a la guitarra con Irma Costanzo (El Ateneo)

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2 Comments

  1. leonardo dice:
    12 noviembre, 2024 a las 10:53 pm

    Sorprendido por todo este comentario, maravilloso recorrido de la evolucion de este instrumento, muchas gracias

    Responder
    • c1730649 dice:
      15 noviembre, 2024 a las 12:50 pm

      Todos conocen la guitarra en sus distintas variantes pero no son muchos los que conocen su origen y evolución. Traté de difundir esta historia que a mí me resulta muy grata. Muchas gracias por tu comentario

      Responder

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