Es poco frecuente en la Historia, la coincidencia de fechas en grandes acontecimientos. Un ejemplo notable es el de dos de las cumbres de la literatura universal, William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, que fallecieron con sólo un día de diferencia en Abril de 1616.
En Música hay también una gran coincidencia cuando, en el año 1685, nacen tres de los más grandes músicos del período Barroco: Johann Sebastian Bach (1685-1750), Georg Friederich Händel (1685-1759), y Doménico Scarlatti (1685-1757). Por eso hablamos de la “Clase 85”. Y si abrimos un poco el período de tiempo para incluir el año 1681 podemos agregar a Georg Philipp Telemann (1681-1767), Johann Mattheson (1681-1764) y Jean-Philippe Rameau (1683-1764).
En este grupo hay una notable coincidencia y es que, para su tiempo, vivieron muchos años, entre 65 (Bach) y 86 (Telemann). Una gran diferencia con muchos músicos posteriores, que no llegaban a los 40 o 50 años de vida. Otra coincidencia es que después de su muerte su obra fue olvidada por el público y recién ya avanzado el siglo XX, fue redescubierta e interpretada con frecuencia, al surgir un gran interés por la música antigua. (en el caso de Bach ya a mediados del siglo XIX comenzó la difusión de sus grandes obras).
Hasta aquí las coincidencias, porque también hay muchas diferencias entre ellos. Algunos fueron músicos internacionales y viajaron con frecuencia dentro de Europa (Händel y Scarlatti) hasta el punto de terminar su vida en el extranjero. En el caso de Händel (nacido en Prusia) obtuvo la nacionalidad inglesa y falleció en Londres. En cuanto a Scarlatti (napolitano de origen) vivió y falleció en Madrid. En cambió Rameau viajó mayormente por Francia, su país natal y se estableció finalmente en París donde desarrolló su carrera.
En el otro extremo tenemos los casos de Bach, que prácticamente sólo se movió por Turingia y Sajonia, Mattheson que nació y murió en Hamburgo donde desarrolló toda su carrera y Telemann, que nació en Magdeburgo y llegó a ser director musical de las cinco iglesias más importantes de Hamburgo, ciudad en la que falleció.
Hay algunos aspectos que quisiera resaltar, porque ayudan a entender qué significaba ser músico en esa época. Como no existían los medios de reproducción que tenemos y usamos hoy día, los músicos eran una especie de artesanos versátiles que se ganaban la vida produciendo música para los servicios religiosos y para el entretenimiento (no había ni radio ni TV). El obtener un puesto de músico en una corte o en una iglesia importante, era una forma de asegurarse un ingreso estable, aunque a los músicos no se los tuviera en mayor consideración que a otros criados. No existía la separación entre compositor e intérprete (se esperaba que cumplieran las dos funciones), y muchas veces se complementaba el ingreso con la enseñanza. Su virtuosismo como intérpretes les otorgaba fama y prestigio y, de hecho tanto Bach como Händel y Scarlatti estaban entre los mejores intérpretes de instrumentos de teclado de su tiempo (principalmente órgano y clave).
La ópera, nacida en Italia hacia el año 1600, se expandió por toda Europa convirtiéndose en uno de los entretenimientos favoritos de las clases altas. La combinación de teatro con música, escenografía, vestuarios y efectos especiales fascinaba, y provocó una gran demanda de estas obras. La ópera generó un nuevo grupo de artistas, los cantantes de ópera, que pasaron a tener un rol fundamental, porque muchas veces se escribía la música en función de ellos, para obtener el máximo rendimiento de sus dotes vocales. Un aberrante subproducto del éxito de los cantantes fue la existencia de los “castrati” (castrados). Con ellos se obtenía la combinación de la voz aguda y emotiva de un niño, con la potencia pulmonar, el dominio de la voz y la experiencia de un adulto. Las grandes sumas que cobraban castrati famosos como Carlo Broschi (Farinelli), indujo a familias pobres con muchos hijos a “sacrificar” el que tuviera una bella voz, en aras de la salvación económica de la familia.
La alta demanda de óperas nuevas ejerció una gran presión sobre los compositores para crear sus obras en poco tiempo. Esto hizo que muchas de ellas tuvieran pobres y reiterativos libretos. También en la música se utilizaban partes musicales de obras anteriores o de otros compositores (el “copy and paste” de la época). Es por ello que, si bien todos estos compositores, excepto Bach, escribieron óperas, sólo se representan actualmente algunas óperas de Händel y unas pocas de Rameau.
De los músicos mencionados sólo Bach y Scarlatti tienen la música en sus genes. Bach desciende de una familia donde el dedicarse a la música era lo esperado, y varios de sus hijos fueron también músicos destacados. Domenico Scarlatti era hijo de un famoso compositor y profesor en Nápoles, Alessandro Scarlatti. El resto no tenía antecedentes musicales en sus familias, e incluso varios de ellos tuvieron que vencer la resistencia paterna para poder dedicarse a la música, en vez de estudiar Derecho.
Veamos ahora algunos aspectos de la vida de los tres de la “clase ´85”.
Johann Sebastian Bach (1685-1750) está considerado uno de los más grandes compositores de la Historia. Sus obras no sólo siguen vigentes, sino que han influenciado a todos los grandes compositores posteriores y llegado a ámbitos como el jazz, el tango y el rock. Su vida estuvo signada por el dolor y el esfuerzo. Quedó huérfano a los 10 años y tuvo que ir a vivir con un hermano mayor. En 1707 se casó con una prima segunda con la que tuvo siete hijos, pero sólo cuatro llegaron a adultos (entre ellos dos fueron compositores importantes). En 1720 falleció imprevistamente su esposa, mientras Bach estaba de viaje por trabajo. Se casó al año siguiente con una cantante 16 años menor que él y con ella tuvo trece hijos de los que sólo seis llegaron a adultos.
Su vida profesional fue también muy dura. Habiendo aprendido de niño a interpretar música en violín y en instrumentos de teclado como el órgano y el clavicordio, debió peregrinar por cortes y ayuntamientos en distintas ciudades alemanas para conseguir un puesto como organista, que le sirviera para mantenerse y formar una familia. Es así que vivió sucesivamente en Weimar, Mühlhausen, nuevamente Weimar, Köthen y finalmente en Leipzig donde estuvo desde 1723 hasta su muerte. Salvo en Köthen, donde estuvo al servicio del Príncipe Leopoldo y sólo se le requería componer música profana para la orquesta y los solistas, en el resto de las ciudades su trabajo fue múltiple ya que incluía componer música religiosa para los servicios, enseñar y no estuvo exento de conflictos con las autoridades.
Todas estas dificultades no le impidieron a Bach producir una obra inmensa en calidad y cantidad, tanto en el ámbito de la música religiosa como en sus obras para órgano, clave, violín, violonchelo, laúd, flauta y diversas combinaciones instrumentales. Bach llevó a su máxima expresión las formas musicales existentes en su tiempo y, si bien no compuso ninguna ópera, algunas de sus obras religiosas (cantatas, oratorios y pasiones) están impregnadas del dramatismo de la ópera.
Estudió profundamente la obra de compositores anteriores como los italianos Frescobaldi y Vivaldi (transcribió varios Conciertos suyos) y los alemanes Pachelbel y Buxtehude. También tuvo intercambios con sus contemporáneos Telemann, Mattheson y Händel, además de estudiar el estilo de la música francesa de su época. En su tiempo era más famoso como organista con gran capacidad de improvisación, que como compositor. Sus obras combinan los estilos italiano y francés vigentes en su tiempo con elementos de la tradición alemana (uso del contrapunto y los corales).
Georg Friederich Händel (1685-1759) nació en Halle, Sajonia, descubriendo desde pequeño sus habilidades musicales. Esto lo llevó a estudiar con los mejores músicos de su ciudad natal y aprendió a tocar violín, oboe, clave y órgano. A los 17 años se inscribe en la Universidad de Halle, que lo acerca al pensamiento filosófico avanzado de su tiempo. Pero al poco tiempo, influenciado por su amigo Telemann, deja Halle para conocer Hamburgo, el más importante centro musical del norte de Alemania. Allí se hace amigo de Mattheson y juntos recorren iglesias (para escuchar órganos y coros) y asisten a conciertos y óperas, para que Händel tenga un panorama de las distintas posibilidades musicales de Hamburgo. La Ópera de Hamburgo era como un imán para los jóvenes músicos, por las posibilidades que ofrecía de aprendizaje y trabajo (la ópera era el género dominante). Es así como Händel comienza como violinista de la orquesta y escribe, en 1705, las dos primeras óperas de un total de 43 que compondrá a lo largo de su vida. Las ganas de conocer la ópera italiana en su origen, lo llevan a Händel a viajar a Italia y convertirse en un músico internacional. Entre 1706 y 1710 vivió en Italia, mayormente en Florencia y en Roma donde compuso música religiosa con el mecenazgo de la nobleza y el clero. En 1709 estrena con gran éxito su ópera Agrippina (que aún se representa) y se consagra por su maestría en la composición de óperas de estilo italiano. En 1710 regresa a Alemania y es contratado como Maestro de Capilla por el Príncipe Elector de Hannover Jorge Luis, que años más tarde se convertiría en rey de Inglaterra. Viaja a Londres y comienza así una de las etapas más exitosas de su vida. Allí, además de relacionarse con la alta sociedad, conoce a Nicolini Grimaldo, un castrado con notables cualidades vocales e interpretativas, para quien compondrá arias a medida para su lucimiento. La primer ópera londinense es Rinaldo que tuvo gran éxito y si bien regresó a Alemania, Händel encontró en Inglaterra su nueva patria. En 1717, a pedido del rey para un concierto en el Támesis, compone una de sus obras más conocidas, la Música Acuática.
El éxito de la ópera italiana en Londres era tan grande, que Händel viaja a otros países a contratar cantantes italianos, de modo de poder atender la demanda de estos espectáculos. Se usaba mucho el “aria da capo”, que consistía en cantar el aria y luego repetirla desde el comienzo agregándole florituras musicales, para mayor lucimiento del cantante y deleite del público de la época. En 1727 el rey Jorge I, antes de morir, convierte a Händel en súbdito inglés. Comienza en 1729 una época de crisis, porque el público se cansó de la ópera italiana con sus largos recitativos y las intrigas y escándalos de los cantantes. Pero Händel tenía una gran templanza y viajó a Italia para reclutar nuevos cantantes y de paso actualizar su música con las nuevas tendencias en la ópera italiana.
De regreso en Londres sigue produciendo óperas pero sin el éxito que logró en el pasado. Además tuvo problemas serios de salud que parecía que podían terminar con su carrera. Sin embargo Händel logró recuperarse de su dolencia en poco tiempo, y encaró un nuevo camino organizando conciertos con sus obras. A partir de 1738 comenzó a componer lo que sería su consagración final: oratorios basados en temas bíblicos y cantados en inglés, que fueron muy bien recibidos por el público. Entre estos se encuentra el más famoso: El Mesías con su maravilloso Aleluya. En 1749 presenta su “Música para los reales fuegos de artificio” ante una audiencia de 12000 personas.
Al poco tiempo comienzan los problemas de la vista, que terminarán en la ceguera en sus últimos años de vida. Händel que nació en Alemania es considerado uno de los mejores músicos ingleses, y fue sepultado en la Abadía de Westminster con honores de Estado.
Händel fue un ejemplo de resiliencia, sobreponiéndose a problemas de salud, de éxito profesional y económico. Siempre supo reinventarse para recuperarse de sus infortunios y adaptarse al gusto cambiante de su público.
Bach y Händel, dos genios de su tiempo que se admiraban mutuamente, nunca lograron reunirse. A pesar de haber nacido relativamente cerca y en el mismo año, tuvieron trayectorias divergentes y hoy se los reconoce como grandes pilares de la música barroca.
El tercer miembro del grupo, Domenico Scarlatti (1685-1757), nació en Nápoles (Italia) que, en ese tiempo, pertenecía a la Corona Española. Su padre, el destacado compositor y profesor Alessandro Scarlatti, fue su primer maestro y rápidamente resaltaron sus capacidades para la música. A los 16 años es organista y compositor de la Corte Española en Nápoles. Poco tiempo después su padre lo envía por varios años a Venecia, para completar su formación musical.
En 1709 lo encontramos en Roma al servicio de una exiliada reina de Polonia. En ese período compone óperas y se luce como un excelente intérprete del clave. Entre 1715 y 1719 es maestro de capilla de la Basílica de San Pedro, donde compuso música religiosa. Al igual que Händel, Scarlatti es un músico cosmopolita y de Roma viaja a Londres a presentar una de sus óperas y luego a Lisboa para darle clases a la princesa Bárbara de Braganza. En 1725 regresa a Nápoles y en 1729 se traslada a Sevilla para seguir a su alumna, la princesa portuguesa Bárbara de Braganza, que se casa allí con el heredero del trono (futuro Fernando VI). Finalmente en 1733 se traslada a Madrid como maestro de Bárbara, y allí vivirá hasta su muerte en 1757. El vivir tantos años en España tendrá una profunda influencia sobre su música, que incorpora elementos de las danzas españolas de su tiempo. Así como en su juventud se dedicó a componer óperas, música instrumental y obras vocales de carácter religioso o profano, en la etapa española de su vida se concentró en explorar todas las posibilidades del clave. Así creó una vasta obra notablemente original, componiendo unas 555 sonatas bipartitas para clave que actualmente se interpretan mayormente en piano, aunque hay versiones en clave y algunas sonatas están también transcriptas para guitarra.
Estas sonatas, a diferencia de las de otros compositores tienen un solo movimiento con dos partes parecidas. Lo interesante es su diversidad rítmica y melódica, con influencias de la música popular española, que las hace muy atractivas y ha consagrado a Domenico Scarlatti como uno de los grandes compositores de este período.
En 1685 nacieron tres grandes músicos que tuvieron trayectorias diferentes y nos legaron música que, 300 años después, nos alegra y nos reconforta mejorando nuestra vida.
BONUS
Les dejo un breve video de la “La Danza de la Pipa de la Paz” de la ópera-ballet “Las Indias Galantes” de Jean-Philippe Rameau estrenada en 1735. Esta versión mantiene la música y la letra originales, actualizando sólo la danza y renovando su vigencia.
12 Comments
Buenísimo todo!!!!!!!! Gracias Jorge
Muchísimas gracias a vos, Carlos!
SEGUIMOS APRENDIENDO JORGE, GRACIAS
Me alegro Tomás. Muchas gracias
Muy intseresante, no conocia estas historias de vida de los tres, si su musica, buenisimo, gracias
Gracias por tus palabras
Jorge, te admiro por tu gran sabiduría!!!!
Gracias por tus enseñanzas
Muchísimas gracias Marta por tus palabras
Difícil agregar algo a este excelente trabajo con un Bonus excepcional. Gracias por seguir ilustrandonos
Me alegra mucho que te haya gustado, Julio.
Se han hecho películas y obras de teatro sobre Mozart y su pseudo enemigo Salieri. También la tumultuosa vida de Beethoven fue llevada al cine, así como la de Tchaikovsky, Mahler, Chopin, y otros grandes de la música. Pero reconozco mi ignorancia sobre las biografías que, gracias a tu generosidad y erudición vienen acompañadas por obras significativas de los tres elegidos . Estamos hechos de olvido tanto como de memoria y quizás las devociones individuales nos han hecho seguidores de la producción artística en desmedro del marco espacial y temporal en la que las obras han sido concebidas por sus creadores. Muchas gracias, Jorge.
Muchísimas gracias Silvia por tus palabras. Me parece que conocer el contexto histórico y personal ayuda a apreciar más la obra artística. Por ahí va mi humilde aporte.