Uno de los aspectos que caracterizan a nuestro tiempo es el viajar. Si bien siempre han existido los viajes, las razones para viajar pueden ser muy distintas hoy de lo que fueron en el pasado. Por eso viajar es un mundo en sí mismo, porque engloba tanto al que huye de una guerra o una persecución religiosa y a los que viajan de luna de miel, a los que viajan por razones de trabajo y a los jóvenes que con sólo una mochila salen a descubrir el mundo.
Así como hace muchos miles de años la razón para viajar fue asegurar la supervivencia buscando tierras con mejores posibilidades para los cazadores-recolectores, más tarde fue la búsqueda de tierras fértiles para el cultivo y el elemento vital: el agua. El viajar continuó siendo una actividad permanente para los humanos, aunque fueran cambiando con el tiempo las motivaciones para hacerlo. Así, por largos períodos fueron las guerras, las peregrinaciones religiosas y el comercio los motores de los viajes. Más tarde se agregaron los viajes de exploración y recién en el siglo XIX, en parte como consecuencia de la mejora notable en los medios de transporte y la disponibilidad de tiempo libre en algunos sectores de la sociedad, es que comienza lo que hoy consideramos uno de los mejores motivos para viajar: el turismo recreativo.
Esta actividad que por su costo comenzó siendo una actividad sólo viable para las clases pudientes (realeza, nobleza y ricos comerciantes e industriales), se fue democratizando y volviéndose accesible para sectores de clase media cada vez más amplia. A esto ayudó el descubrir el enorme potencial del turismo como fuente de ingresos y puestos de trabajo, lo que hizo que los gobiernos y la industria le dieran un fuerte impulso. Hoy el turismo es una importante fuente de ingresos para países como USA, Francia, España, China, etc que reciben decenas de millones de turistas por año. En América Latina México, Costa Rica y República Dominicana son notables ejemplos de países donde el turismo juega un rol muy importante como fuente de trabajo y de divisas.
Cuando puse el título yo sabía que no iba a tener una única respuesta, ya que las razones por las que la gente viaja son casi tan diversas como las personas. Pero igual me parece bueno aproximarnos al tema, para que nos preguntemos qué nos motiva a viajar. Yo no tengo estadísticas de lo que motiva a la gente a viajar y sólo puedo hablar por mí y algunos de los que me rodean. Pero creo que con mis comentarios puedo ayudar a los demás en su reflexión.
Me encanta viajar! Así de simple y me doy cuenta que toda mi vida viajé, aunque sin tener muy claro qué me impulsaba. Recién en los últimos años me puse a pensar qué común denominador tenían los viajes que más me gustaban. Ahí descubrí que estos elementos comunes eran:
_ Belleza natural significativa
_ Arte
_ Historia
Esto que parece simple no lo es tanto, porque diferentes personas interpretan diferente estos elementos. Mientras para algunos el estar junto a un río en la llanura es una maravillosa experiencia, para otros, entre los que me incluyo, un paisaje de montañas resulta bastante más atractivo, especialmente si se combina con ríos, lagos o el mar. También están los que prefieren sólo visitar grandes ciudades y los deslumbra el recorrer lugares muy concurridos. En esto no hay un juicio de valor ya que cada persona, de acuerdo a su sensibilidad, disfrutará en mayor o menor grado de un cierto tipo de paisaje y todo es igualmente válido.
Algo similar ocurre con el arte y la historia donde están los que van al Louvre porque “no se puede dejar de ver La Gioconda”, y por otro lado los que pasan gran parte del viaje recorriendo museos.
En mi opinión, todos los viajes, y especialmente los más extensos y caros, ameritan que uno le dedique tiempo a pensar qué quiero ver en el viaje y si creo que los lugares que visitaré van a satisfacer mis expectativas. Cuando planeo un viaje, trato de imaginarme los lugares que visitaré y cuan atractivos me pueden resultar. Hoy día hacer esto es mucho más fácil, porque se cuenta con el valioso recurso de Internet, que permite ver fotos, videos, comentarios de otros viajeros y con todo eso tener una mejor idea de qué me puede gustar más en el viaje y también asignarle a ese tramo más o menos tiempo. Esto me permite empezar a disfrutar antes del viaje y lograr que el viaje “me cierre”, es decir que tenga un orden y una coherencia que me anticipen que me va a gustar.
Por supuesto esto es válido para los que nos gusta planificar nuestro futuro viaje. Hay mucha gente que precisamente quiere despreocuparse totalmente del tema y prefiere tomar un tour organizado, que le diga a dónde irá y cuánto tiempo le dedicará a cada lugar. No los cuestiono pero sí digo que no es para mí.
Otro grupo de viajeros prefiere armar su viaje pero dejar más espacio para la improvisación o para decidir sobre la marcha cuántos días le dedica a cada lugar. Esto resuelve un problema de la planificación detallada que es esa sensación de que el tiempo nos quedó corto en un lugar que nos encanta, pero debemos marcharnos porque tenemos reservado el hotel en otro lugar. La contrapartida de esta ventaja es que se pierde tiempo buscando hoteles sobre la marcha y no siempre se logra la calidad/precio que buscamos.
Como vemos hay muchas alternativas para viajar y cada uno deberá buscar cuál es la que mejor se adapta a su propio estilo.
Otro aspecto que surge en las charlas sobre el tema es el costo de viajar. Por supuesto que lo más barato es quedarse en casa, pero de un lindo viaje uno vuelve con menos pesos/dólares, pero con un recuerdo valioso que quedará para siempre con nosotros. Personalmente puedo decir que en mi vida viajé muchas veces como mochilero durmiendo en carpa o alojándome en hoteles de entre dos y cinco estrellas según la etapa de la vida. Para mí lo importante fue siempre poder viajar y no tanto el cómo viajar.
Uno de los aspectos más enriquecedores de los viajes es que, además de los objetivos específicos que cada uno tiene: naturaleza, arte, historia, descanso, gastronomía, diversión, etc, etc, hay una oportunidad de contacto con gente distinta, con diferentes costumbres y formas de vida. Si uno va abierto a observar e interactuar con la gente local, uno incorpora experiencias de vida que nos sirven para entendernos mejor. Esto es válido tanto para viajes por nuestro país como viajando al exterior. Por supuesto que viajando al exterior la experiencia cognitiva es aún más rica porque uno se ve obligado a comunicarse en otros idiomas, manejar un auto con reglas diferentes a las nuestras, distintos criterios para relacionarse con la gente, etc.
El que lea lo anterior puede tener la impresión de que los viajes implican sólo momentos de disfrute. No es así y es justo señalar también los aspectos que, por lo menos a mí me resultan negativos.
Así como un viaje en avión de unas pocas horas se disfruta pensando en que nos permite ahorrarnos uno o dos días de viajar en auto, cuando se tratar de viajes en avión de más de 10 horas (viajes a USA, a Europa o peor aún a Oriente) el viaje puede convertirse en una pesadilla cuando se le suman las esperas en los aeropuertos. En esto no ha existido progreso ya que los aviones actuales son tan incómodos como los de hace 30 años atrás y además viajan completos por lo que es muy difícil que tengamos la chance de estirarnos en un asiento vecino desocupado. A esto debemos agregar el “jet lag” que nos altera los ciclos de sueño por algunos días.
Otro inconveniente en los viajes son las pesadas valijas. Los argentinos solemos viajar por Europa por períodos más largos que los europeos. El largo viaje en avión y su costo hacen que busquemos de amortizarlos con una estadía más larga. Esto obliga a llevar más y/o más grandes valijas, más la previsión para las tradicionales compras. El problema aparece cuando hay que acarrearlas por aeropuertos y estaciones de tren.
Por último está el cansancio de las jornadas en el viaje recorriendo lugares y visitando museos. La excitación por lo que vemos, hace que no notemos el cansancio hasta que nos vemos obligados a hacer una pausa en busca de un reparador café. Para los veteranos como yo no existen más las jornadas de 12 horas caminando de los primeros viajes. Ahora hay que tomar las cosas con más calma y parar todas las veces necesarias, pero con la experiencia también uno aprende que no es necesario ver “todo” y que desde la cómoda mesa de un café también se aprecia el lugar.
En un tema tan vasto y grato como este, seguramente me quedarán muchos aspectos sin tratar y para completarlos los invito a comentarme sus propias experiencias. Pero lo importante es seguir pensando en viajar y disfrutando de los viajes que cada uno pueda hacer. Porque las vivencias de un viaje están en nosotros y eso nadie nos lo podrá quitar.
Jorge Mandelbaum-Julio 2016
4 Comments
Muy interesante Jorge, coincido en mucho y completamente con la frase «Para mí lo importante fue siempre poder viajar y no tanto el cómo viajar.»
Saludos
Esperemos que pronto podamos viajar nuevamente. Gracias por tu comentario.
Excelente.
A veces el motivo es escapar de la rutina. Conocer, disfrutar el arte. Creo que en mi caso es una combinación de todo. Y también es un aprendizaje interno, más aún para los que viajamos solos.
Muchas gracias Gonzalo. Es como decís un gran aprendizaje.