William Shakespeare (1564-1616) escribió Romeo y Julieta muy probablemente entre 1591 y 1595. Si bien es una obra relativamente temprana en su producción dramática, que se extendió entre comienzos de la década de 1590 y 1611, es una de sus más notables creaciones. Esto le ha permitido a Romeo y Julieta mantener su vigencia y popularidad a más de 400 años desde su estreno.
Shakespeare no creó esta obra de la nada. Hay en los mitos y en la literatura previa varios ejemplos de jóvenes amantes que, desafiando las prohibiciones de su entorno, concretan su amor muriendo trágicamente. Es más, Shakespeare se basó en “La trágica historia de Romeo y Julieta” de Arthur Brooke (1562) que inculpaba a los jóvenes por el trágico final, pero dando vuelta el sentido y haciendo responsable a los adultos por la tragedia.
Como es probable que algunos de los lectores no tengan presente la historia, les hago un breve resumen:
“La tragedia está ambientada en Verona, ciudad de la actual Italia, y presenta la irreconciliable enemistad de dos antiguas y poderosas familias, Los Montesco y los Capuleto.
En el mismo comienzo miembros y criados de las dos familias se enfrentan en la calle, la pelea es detenida por el Príncipe (Gobernador de Verona), quien los amenaza de muerte si vuelven a pelearse.
Romeo, hijo único de los Montesco, que se creía enamorado de Rosalinda, asiste con su amigo Mercucio y su primo Benvolio subrepticiamente a un baile de máscaras en la mansión de los Capuleto. Allí conoce a Julieta Capuleto, también hija única, y ambos quedan perdidamente enamorados.
Esa misma noche, Romeo penetra en el jardín de la casa de Julieta y escucha su lamento al descubrir que se ha enamorado de un miembro de la familia enemiga. Los enamorados se encuentran y acuerdan unirse secretamente en matrimonio.
Lo concretan a la tarde siguiente gracias a la ayuda de Fray Lorenzo. Más tarde se encuentran en la plaza Tibaldo, primo de Julieta, con Romeo y Mercucio. Tibaldo lo provoca a Romeo a pelear pero éste se niega. Aunque no lo expresa, tiene en cuenta que ahora son parientes. Mercucio enfrenta a Tibaldo en defensa de su amigo y muere. Esto provoca la furia de Romeo, que venga a su amigo matando a Tibaldo y precipitando la tragedia, ya que el Príncipe dicta el exilio de Romeo.
A pesar de todo esto, los amantes logran reunirse esa noche y consuman el matrimonio, aunque la llegada del alba obliga a Romeo a huir hacia Mantua. Entretanto el padre de Julieta decide casarla en dos días con un antiguo pretendiente, el Conde Paris.
Desesperada, Julieta recurre a Fray Lorenzo y éste idea un plan. Le da a Julieta un narcótico que la dejará en estado de coma por 42 horas y lo deberá tomar la víspera de su boda con el Conde. Al mismo tiempo envía un mensaje a Mantua, donde está Romeo, advirtiéndole del plan. Desgraciadamente el mensajero no puede entregar su mensaje y en cambio Romeo se entera de la “muerte” de Julieta. En su desesperación compra un poderoso veneno y va a la tumba de Julieta. Allí se encuentra con el Conde Paris que fue a colocar flores en la tumba, ambos luchan y Romeo lo mata. Junto al cuerpo de Julieta, Romeo toma el veneno y muere. Fray Lorenzo llega para despertar a Julieta, pero ésta al ver muerto a su amante decide matarse para concretar en la muerte el amor eterno que se juraron.
Finalmente llegan los Montesco y los Capuleto que, al ver el daño que han causado con su enemistad, deciden reconciliarse.”
Lo notable del amor de Romeo y Julieta es que se convierte en “arquetipo del amor romántico”, creando Shakespeare un modelo que llega a nuestros días y que se contrapone al “amor cortés”.
El escritor y traductor Carlos Gamerro ha realizado recientemente (2021), una excelente traducción de Romeo y Julieta publicada por Interzona. Cito algunos fragmentos del Estudio preliminar:
“Para crear esta nueva forma de amor Shakespeare debió desarmar el modelo anterior, legado de la Edad Media y el Renacimiento: el amor cortés: En el ritual del amor cortés, el hombre –generalmente un caballero- se enamora de la dama –generalmente casada, y de alto linaje- a veces al verla, o al ver su retrato, a veces apenas de oídas, al escuchar un encomio de su belleza. La llama su señora, la ama a distancia –y la amada puede no llegar a enterarse de su devoción ardiente-, le dedica todas sus hazañas, sean guerreras o literarias, a veces pierde la paciencia y la llama cruel, desdeñosa, o –las más de las veces- ingrata (el amor cortés se parece más al de la cumbia que al del bolero). Es un amor idealizado, es un amor unilateral, es un amor de la cabeza más que del corazón, es un amor que puede prescindir del cuerpo y de la sexualidad. Así ama Petrarca a Laura, así ama Dante a Beatriz, así ama Don Quijote a Dulcinea, y así también ama Romeo al comienzo de esta obra. Muchos lectores o espectadores se han preguntado por qué Rosalinda, el primer amor de Romeo, nunca aparece en escena –cuando Romeo va a la fiesta de los Capuleto precisamente a buscarla. La respuesta es bien simple: Rosalinda, figura emblemática del amor cortés, no existe, es una creación de la mente. Buscando a Rosalinda, Romeo se topa, en la fiesta, con la muy real, la muy tangible Julieta. Y toda su imaginaria pasión por Rosalinda se desvanece en el aire.
El amor de Romeo y Julieta no es sólo amor a primera vista, sino al primer contacto: sus manos se tocan, sus labios se besan. Es espontáneo, es sensual, es recíproco”
Por debajo del drama de los protagonistas hay un mundo de imágenes poéticas organizadas como opuestos, tal como ocurre con las familias enfrentadas. La luz y la sombra, lo veloz y lo lento, lo visible y lo oculto, el veneno y el remedio.
Veamos un par de fragmentos (en la traducción de C. Gamerro) para apreciar la riqueza de la obra:
Acto II, Escena II: Es la famosa escena del balcón (más probablemente ventana). Romeo y Julieta, ya perdidamente enamorados, acaban de descubrir que pertenecen a las familias rivales de los Montesco y Capuleto. Romeo escucha el monólogo de Julieta sin que ésta lo sepa
“Julieta: Ay, Romeo, ¿por qué eres Romeo?
Reniega de tu padre, rechaza tu nombre;
Pero si no quieres hacerlo, sólo júrame
tu amor, y dejaré de ser Capuleto.
Romeo (aparte): ¿Sigo escuchando o hablo ahora?
Julieta: Sólo tu nombre es mi enemigo: seguirías
siendo tú, aunque dejaras de ser Montesco.
¿Qué es Montesco? No es mano ni pie,
ni brazo, ni cara, ni otra parte
de persona alguna. ¡Cambia de nombre!
¿Qué hay en un nombre? La rosa, por otro nombre, daría el mismo dulce perfume;
Y así Romeo, aunque no se llamara
Romeo, retendría esa misma perfección
que es tan suya. Renuncia a tu nombre,
y a cambio de un nombre que no es parte tuya,
tómame entera.
Romeo: Te tomo la palabra.
Llámame amor y dame un segundo
bautismo, y ya nunca más seré Romeo.”
Acto III, Escena V: Romeo y Julieta han consumado su matrimonio, pero Romeo debe partir al exilio en Mantua, para evitar ser apresado por la muerte de Tibaldo.
“Julieta: ¿Ya te vas? Todavía no es de día:
fue el ruiseñor, y no la alondra,
el que perforó el medroso hueco de tu oído;
todas las noches canta en aquel granado.
Créeme, te digo que fue el ruiseñor.
Romeo: fue la alondra, heraldo de la mañana,
no el ruiseñor. ¿No ves, amor, ese cruel brocado
que bordea las nubes del oriente?
La noche ya quemó todas sus velas,
y el día jovial tiembla en puntas de pie
sobre la brumosa cumbre de los montes.
Debo irme y vivir, o quedarme y morir.
Julieta: No, no, yo sé que no es la luz del día:
es algún meteoro que el sol exhaló
para que te haga de portantorcha.
iluminando tu camino a Mantua.
Quédate, no tienes que irte todavía.
Romeo: Que me prendan entonces, y me ejecuten,
por mí está bien, si esa es tu voluntad.
No es el ojo del alba esa gris lejanía,
sino el pálido reflejo de la faz de Cintia,(*)
ni es el canto de la alondra el que martilla
la bóveda del cielo en las alturas.
Prefiero quedarme, no quiero partir,
si es lo que quieres, elijo morir.
Charlemos. Es de noche todavía.
Julieta: ¡No, no, vete, que ya ha llegado el día!
Es la alondra la que así desafina,
con discordantes e hirientes agudos.
Hay quienes dicen que es dulce su trino:
poco tiene de dulce si nos divide.
Dicen que ella y el sapo intercambiaron
sus ojos. ¿Por qué no también sus voces?
Así su voz de mis brazos no te alejaría,
pregonando agria la irrupción del día.
Vete ya, que no cesa de aclarar.
Romeo: Aclara, y es más oscuro nuestro pesar.”
(*): La luna
Lo extraordinario en Romeo y Julieta es que no sólo ha mantenido su vigencia a través del tiempo, lo que hace que se siga representando en teatros de todo el mundo. También se ha convertido en fuente de inspiración para compositores, pintores, escritores y directores de cine y TV.
Pareciera que el carácter arquetípico de amor romántico que representan estos jóvenes, permite que la historia se traslade en el tiempo y el espacio.
Hay incontables ejemplos de esto, pero trataré de citar sólo algunos casos destacados.
Música y ballet
Un ejemplo notable, por lo logrado, es la Obertura-Fantasía “Romeo y Julieta” de Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893). Por sugerencia del compositor Mili Balákirev, líder del grupo de compositores nacionalistas rusos conocido como Grupo de los Cinco, Chaikovski encaró la composición y la presentó en 1869. Insatisfecho con el resultado, la revisó varias veces hasta alcanzar la versión definitiva en 1880. En una apretada síntesis (la obra se ejecuta en unos 22 minutos) se presentan musicalmente los momentos culminantes de la tragedia: la escena con el fraile, la lucha entre Capuletos y Montescos, el maravilloso tema de amor, la trágica muerte y se insinúa la reconciliación de las familias tras la tragedia.
También Hector Berlioz (1803-1869) compuso una obra para solistas, coro y orquesta de grandes dimensiones llamada Romeo y Julieta (sinfonía dramática), que fue estrenada en 1839. En ella se nota la influencia de Beethoven y su Novena Sinfonía.
Otro compositor ruso, Serguéi Prokófiev (1891-1953), escribió la música para ballet Romeo y Julieta hacia 1935, pero su estreno fue largamente demorado, tanto en Leningrado como en Moscú. Si bien Prokófiev era un músico reconocido en la Unión Soviética de la época de Stalin, había fuertes temores en el ambiente musical y teatral por las fuertes críticas del gobierno a un compositor de la talla de Dimitri Shostakovich en 1936. La música de Prokófiev también podía ser criticada como “formalista e inaccesible para las masas”. Por eso no se animaban al estreno del ballet, y a lo sumo se ejecutaba parte de la música en forma de suites sinfónicas. De a poco el ballet fue ganando en popularidad y, cuando las compañías de ballet soviéticas lo presentaron en Europa y América, tuvo mucho éxito, lo que a su vez inspiró nuevas versiones coreográficas occidentales.
Ópera y musical
Tal como ha sucedido con otras obras de Shakespeare (Otelo, Macbeth, Hamlet, Las alegres comadres de Windsor), Romeo y Julieta fue también adaptada a la ópera por muchos compositores. Sin embargo, la que ha perdurado es la del músico francés Charles Gounod (1818-1893), que se estrenó en 1867. Si bien no figura entre las óperas más representadas, tiene bellas arias y una historia que no por conocida deja de fascinar.
Uno de los más logrados ejemplos de traslación en el tiempo y el espacio de Romeo y Julieta es el musical West Side Story (conocido en Latinoamérica como Amor sin barreras). En una adaptación libre de la obra de Shakespeare, se ambienta la historia en el Upper West Side de New York en los años 50 del siglo XX. La rivalidad de familias se transforma en rivalidad de bandas juveniles de diferentes etnias: los Jets, blancos de origen europeo y los Sharks de origen portoriqueño. El conflicto se desata cuando un miembro de los Jets (Tony), se enamora de la hermana del líder de los Sharks (María).
La música fue compuesta por el famoso compositor y director de orquesta Leonard Bernstein, el libreto es de Arthur Laurents y la letra de las canciones es de Stephen Sondheim. Se estrenó en Broadway en 1957 con la dirección y coreografía de Jerome Robbins, con un extraordinario éxito lo que llevó a su frecuente reposición.
Un éxito a nivel mundial resultó el film con el mismo título estrenado en 1961, bajo la dirección de Robert Wise. También aquí el coreógrafo fue Jerome Robbins y obtuvo diez premios Oscar, incluyendo el de Mejor Película.
Hubo una nueva versión cinematográfica dirigida por Steven Spielberg en el año 2021.
En estos videos se comparan escenas de las versiones cinematográficas de 1961 y 202
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Cine y televisión
Ya desde el comienzo del cine sonoro se han hecho adaptaciones al cine, más o menos fieles al original. De hecho es la obra de Shakespeare que tiene más versiones cinematográficas. En algunas participaron grandes intérpretes aunque, en general, tenían edades bastante mayores que los adolescentes personajes que imaginó Shakespeare.
Por eso el film más famoso resultó el dirigido por Franco Zeffirelli en 1968, que mostró a dos auténticos actores adolescentes: Leonard Withing de 18 años (Romeo) y Olivia Hussey de 15 años (Julieta). Ambos transmiten la imagen juvenil y desenfadada de los amantes, dispuestos a dar su vida para concretar su amor. El despliegue visual y la habilidad de Zeffirelli para dirigir las escenas de conjunto, convirtieron a esta versión en un clásico.
Otra versión exitosa fue Romeo+Juliet de 1996 dirigida por Baz Luhrmann con Leonardo DiCaprio y Claire Danes. En este caso la tragedia tiene lugar en Verona Beach, en los años en que se filmó la película. Los Montesco y Capuleto son familias rivales de hombres de negocios turbios. Este film con su versión actualizada de la tragedia, está dirigida hacia el público joven, que se identifica con la lucha de los protagonistas en un entorno actual.
Pintura
En el siglo XIX con el desarrollo del Romanticismo en las artes, el tema de los desafortunados amantes de Verona cobra un especial auge. Veamos algunos ejemplos:
Ford Madox Brown (1821-1893) fue un pintor inglés ligado a la Hermandad Prerrafaelita de Dante G. Rossetti y William Morris, muy interesados por los temas medievales.
Como pudimos ver, William Shakespeare nos legó no sólo una magnífica tragedia que resiste el paso del tiempo. También inspiró a muchos artistas de distintos géneros, para crear obras que han enriquecido nuestra cultura.
Thank you very much William!
8 Comments
Muy buena síntesis de ese mito que Shakespeare extrajo de la historia y recreó para otra historia. Y que todas las artes, prácticamente, tomaron como punto de partida para mantener vivo un particular concepto del amor romántico. Como siempre, Jorge, muchas gracias .
Muchísimas gracias Roberto por tu comentario!
muy interesante tus detalles cronologicos de esta obra que se mantiene con una brillantes unica gracias Jorge como siempre
Muchísimas gracias Miguel por tus palabras.
Siempre me han conmovido los versos de Shekespeare referidos a los adolescentes que actúan tal como el amor romántico lo exigía. Erudición y sensibilidad se ensamblan para que volvamos a sufrir por los amantes de Verona. Muy atinada la traducción de Gamerro y el disparador que ha significado el mito de las víctimas inocentes y el malentendido que los lleva a la muerte. Pintura, ópera, ballet, cine, y el entrecruzamiento de las artes para decirnos desde el fondo de la literatura que el odio se cobra vidas y que los finales, aunque misericordiosos, destilan veneno. Gracias, Jorge, por tu generoso tiempo dedicado a la eternidad del arte.
Muchas gracias Silvia por tu enriquecedor comentario. Comparto con vos esa admiración por lo que Shakespeare nos transmite.
Maravillosa conjuncion de distintas facetas del arte en esta recopilacion, revividas en magnificas interpretacones de opera con soprano maravollosa y las distintas versiones de west side story, has traido a nuestra memoria excelentes momentos.- Muchas gracias Jorge, y segui produciendo arte, porque lo que haces es arte, abrazo
Me alegra mucho que te haya gustado esta entrada, Leo.