Cuando se habla de visitar España, uno de los lugares en que primero pensamos es en Barcelona, y hay razones para ello. Es que Barcelona es una maravillosa combinación de atracciones para diferentes gustos. En ella se combinan lo antiguo y lo moderno, la gran ciudad cosmopolita y las agradables playas, a las que podemos arribar viajando en Metro. La belleza de la arquitectura modernista con la vitalidad de su Rambla y sus mercados, pletóricos de juventud. También nos desafía con su orgullo independista y con su lengua, el catalán, que nos genera sorpresas. Por si todo esto fuera poco, el clima de Barcelona es muy agradable, con temperaturas menos extremas que Madrid, ya que su vecindad con el Mediterráneo modera los cambios.
Vale la pena ver la ubicación estratégica de Barcelona en un mapa del Mediterráneo, para entender su importancia comercial desde muy antiguo.
Los más antiguos habitantes fueron el pueblo íbero de los layetanos, que serían desplazados por los cartagineses y luego por los romanos en el años 218 a.C. Vinieron después los visigodos y más tarde las luchas contra los musulmanes, pero en los siglos XIII y XIV Barcelona se convierte, detrás de Nápoles y Venecia, en uno de los principales puertos comerciales del Mediterráneo. Como suele pasar con muchas ciudades, comienza entonces un período de declinación, a partir del matrimonio de los Reyes Católicos y la localización en Madrid del centro de poder. La decadencia de Barcelona continúa durante los siglos XVII (Sublevación de Cataluña) y principios del XVIII (Guerra de Sucesión), dando como resultado no sólo un empobrecimiento general sino también una pérdida institucional para la región.
Recién con la industrialización de Cataluña durante el siglo XIX, se logra un Renacimiento que convierte tanto a Barcelona como a Cataluña en una de las regiones más desarrolladas de España. Uno de los pilares del desarrollo fue la industria textil de Cataluña, apoyada en forma arbitraria, ya que se le asignó el monopolio del comercio textil entre España y Cuba.
El crecimiento poblacional y económico de Barcelona hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, tuvo un importante impacto en la Ciudad que hoy conocemos. Se demolieron las antiguas murallas y se anexaron seis municipios vecinos. Esto permitió implementar el plan conocido como Ensanche, diseñado por Ildefonso Cerdá, con su cuadrícula regular y sus esquinas chanfleadas. Esto genera un contraste entre las calles angostas e irregulares del Barrio Gótico o El Raval, que pertenecen a la antigua ciudad amurallada y el Ensanche con su trazado regular. Una combinación virtuosa se dio en Barcelona hacia comienzos del siglo XX: un grupo de excepcionales arquitectos adheridos al movimiento Modernista (también conocido como Art Noveau en Francia y Jugendstil en el Este de Europa), el ordenamiento urbano del Ensanche y una burguesía dispuesta a encargar la construcción de sus mansiones a innovadores arquitectos. El resultado de esto le da un carácter único a Barcelona, con los numerosos ejemplos de esta escuela arquitectónica.
Barcelona fue sede de importantes eventos internacionales como las Exposición Universal de 1888, la Exposición Internacional de 1929 y los Juegos Olímpicos de 1992, quedando importantes edificios construidos para los mismos.
La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, no sólo dio prosperidad a España y a Barcelona en particular, sino que favoreció un desarrollo cultural por los artistas y literatos que fueron a vivir allí durante ese período.
En el siglo XX la ciudad tuvo fuertes vaivenes como la crisis de 1929, la Guerra Civil y el largo período de la Dictadura Franquista (1939-1975). Durante el mismo se le otorgó a Barcelona el carácter de polo de desarrollo, pero al mismo tiempo se reprimieron todos los intentos de autonomía catalana.
Barcelona ha tenido un gran florecimiento económico y cultural con el retorno de la democracia, y el ingreso de España a la Comunidad Europea. Por otro lado han reflotado en los últimos años las tensiones con el Gobierno Central, por los intentos independistas de los catalanes.
Actualmente Barcelona es un poderoso imán para los turistas, y en especial para los jóvenes. Esto le otorga a la ciudad una intensa vida que se palpa en las calles y los cafés, donde siempre encontramos gente reunida alrededor de unas “tapas” y unas “cañas” de rubia cerveza.
La “Ciudad Vieja” es la parte de Barcelona que estaba contenida en la zona amurallada, y un sector es el llamado “Barrio Gótico”. Si bien no todo lo que luce gótico es auténtico, ya que a principios del siglo XX se remodelaron edificios para que parezcan más antiguos y acordes al nombre del barrio, es un placer meterse en las callejuelas irregulares y las plazas históricas. Uno siente que hace un viaje al pasado, pero que al mismo tiempo está en un lugar cosmopolita y tecnológicamente al día.
La columna vertebral de la Ciudad Vieja es La Rambla, el paseo que conecta el Puerto Viejo con la Plaza Cataluña. No sólo es el paseo más popular, sino que en su recorrido encontramos joyas como el Mercado de la Boquería y el Gran Teatro del Liceo. El primero nos permite ver y comprar todo tipo de comestibles frescos y también degustarlos, exquisitamente preparados en los diversos lugares de comida. El Liceo de Barcelona es el teatro para ópera y ballet.
Adentrándonos en el Barrio Gótico encontramos el Museo Picasso de Barcelona, que alberga la mejor colección del período de formación de Picasso como artista.
Cuando salimos de la Ciudad Vieja y cruzamos la céntrica Plaza Cataluña, entramos en otro mundo, el Ensanche, la zona planificada por Cerdá acorde con los criterios urbanísticos de la segunda mitad del siglo XIX. Allí, si tomamos el Paseo de Gracia, veremos desplegarse ante nuestros ojos el milagro que comentaba antes, de la coincidencia en un momento y lugar de notables arquitectos y ricos comitentes que construyeron edificios en un estilo único. Trato de imaginarme la sorpresa de los habitantes de Barcelona cuando vieron construir estos edificios con formas orgánicas, que más bien parecen surgidas de un sueño más que de un estudio de arquitectura. Si bien Antoni Gaudí se destaca por ser el más famoso del grupo, otros arquitectos como Lluis Domenech i Montaner que diseñó el maravilloso Palacio de la Música Catalana o Josep Puig i Cadafalch que diseñó la Casa Amatller son también destacados.
Las obras de Gaudí desbordan creatividad y, a muy corta distancia, tenemos las llamativas Casa Batlló y Casa Milá (también conocida como “La Pedrera”). Allí podemos apreciar la aplicación de sus conceptos a viviendas privadas, que fueron utilizadas para vivir por familias. En la Casa Batlló vemos en la planta baja columnas que parecen las patas de un elefante, mientras que en el tejado vemos un espinazo de dinosaurio. Es una estructura que parece estar viva, con sus curvas y formas que fluyen.
La Casa Milá es un edificio de departamentos y luce como una gran escultura de cerámica, coronada en su terraza por una multitud de chimeneas de las más diversas formas.
Si queremos apreciar el genio de Gaudí en otras expresiones debemos buscar el Park Güell (ver la entrada del blog “De cómo convertir un fracaso en un éxito: el Park Güell en Barcelona”). La obra más famosa de este arquitecto es la iglesia de La Sagrada Familia, comenzada en 1883 por un Gaudí joven, que aún hoy permanece inacabada, pero que no por eso deja de ser una de las mayores atracciones de Barcelona.
Barcelona es mucho más que arquitectura modernista, y podemos alternar con cosas tan diversas como ir a la playa, visitar el mundialmente famoso Camp Nou del F.C. Barcelona o experimentar un modernísimo museo de ciencias como el CosmoCaixa.
No es muy usual que en una gran ciudad, uno aborde una de las líneas de Metro y detecte gente vestida como para ir a la playa. Pero es así, tanto los locales como los turistas pueden llegar rápidamente a la playa por este medio y disfrutar del mar. También pasear por las zonas vecinas de La Barceloneta y el Parque Olímpico.
Para los amantes del fútbol, qué mejor que visitar el Estadio y Museo del F.C. Barcelona en Camp Nou. El icónico equipo, aunque ahora le falte su máxima estrella, que a lo largo de tantos años se posicionó en el tope del fútbol europeo y mundial, tiene su famoso estadio en un barrio de la ciudad.
El museo de ciencias CosmoCaixa combina un antiguo edificio remodelado de 1909, con un moderno edificio construido especialmente para este museo, finalizado en 2004. El resultado es un atrapante lugar de divulgación científica para grandes y chicos.
Uno de los lindos paseos de Barcelona es recorrer el Montjuic, una colina de 191 m de altura con bellos parques y edificios construidos para los Juegos Olímpicos de 1992. También allí está la Fundación Joan Miró, uno de los mejores lugares para apreciar la obra de este gran artista catalán.
Podríamos seguir hablando de más lugares dignos de visitar en la atractiva Barcelona, pero creo que es más interesante conocer algunos lugares relativamente cercanos, diferentes a la gran ciudad.
La costa mediterránea a la altura de la provincia de Girona se caracteriza por su trazado irregular, con muchas curvas y estribaciones montañosas que se precipitan al mar, y por todo esto se la conoce como Costa Brava. A lo largo de la costa encontramos antiguos pueblos, originalmente de pescadores, que hoy reciben muchos turistas que buscan combinar playas con el encanto de los mismos. Un ejemplo característico es Tossa de Mar, un pequeño pueblo con playa y fortificaciones para protegerse de los piratas que datan del siglo XIII.
Otro caso muy sorprendente es Besalú, un pequeño pueblo medieval ubicado en la provincia de Gerona. Caminar por Besalú nos permite viajar en el tiempo hacia el siglo XI, cuando se ordenó construir el puente sobre el río Fluviá, por el que hoy entramos al pueblo. Los avatares del tiempo obligaron a reconstruirlo un par de veces, la primera fue por la crecida del río y la última por los daños sufridos durante la Guerra Civil. Pero sin embargo emociona tocar esas piedras, testigos de tanta Historia y que seguramente seguirán allí para recibir futuros visitantes. Pero esto no es todo, muy cerca del puente se encuentra un Mikvé (baño de purificación usado por los judíos), que se remonta al siglo XII. Fue encontrado recién en 1964, cuando el dueño del lugar quiso hacer un pozo y encontró los restos de una sinagoga y este baño, que es uno de los pocos existentes en Europa desde tan antiguo. Caminando por las antiguas calles de Besalú encontramos también un antiguo monasterio y una iglesia del siglo X.
A pesar del corto tiempo dedicado a recorrer Besalú, la huella que deja es imborrable, por la sensación de haber encontrado una joya, aún no devastada por el turismo masivo.
Retornando a Barcelona, nos quedamos con la sensación de que nunca nos faltarán cosas bellas e interesantes para ver en esta región de España y que, a lo sumo, lo que nos faltará es tiempo y/o dinero para seguir descubriendo.
6 Comments
Un lujo Jorge leer en tu blog una descripción tan completa de la maravillosa ciudad de Barcelona, yo creo que si alguien que lo lea y no conozca esta ciudad se lo va a anotar para no dejar de ir y conocer las maravillas que ofrece.
Como siempre muy agradecido y feliz de poder leer todo lo que escribis.
GRACIAS!!!
Alfredo.
Muchísimas gracias a vos, Alfredo, por tus palabras
Muy interesante la semblanza sobre Barcelona. Dan ganas de seguir leyendo y conocer algo más sobre su historia, su cultura y sus lugares. Muchas gracias por tus habituales entradas al blog. Felicitaciones.
Muchas gracias Roberto por tus palabras
Buenisimo Jorge, coincido con que debemos volver a recorrerlo, aunque lo hayamos hecho varias veces, hoy en dia mas
vigentes en la necesidad de viajar.- firme y adelante con tus magnificos trabajos.-
Muchísimas gracias Leo por tus palabras!