La geografía de una región siempre influye en la historia del lugar. El caso de Sicilia es paradigmático en este sentido ya que, por su posición geográfica en el medio del mar Mediterráneo y por su tamaño (la isla más grande), desde muy antiguo todos los que navegaron dicho mar se toparon con ella. Es así que fue invadida desde todas las direcciones y hoy, observando con atención, podemos descubrir en su gente y en sus monumentos las huellas de estas invasiones.
Sicilia estuvo habitada desde hace unos 10000 años con tribus como los Sicanos, provenientes de la Península Ibérica, los Élimos provenientes del mar Egeo y los Sículos que llegaron de la Italia continental. Ya en el siglo IX a.C. llegaron los fenicios, grandes navegantes y comerciantes del Mediterráneo, para luego comenzar la importante colonización griega. Los griegos se establecieron en muchos lugares fundando ciudades como Siracusa y Catania y absorbiendo en su cultura y religión a los primitivos habitantes. Llamaron Magna Grecia al conjunto de Sicilia y las colonias del sur de Italia, construyeron numerosos templos para adorar a sus dioses y teatros en lugares increíbles, que aún hoy podemos apreciar (en muchos casos en mejor estado de conservación que los que se encuentran en Grecia). Los griegos introdujeron el cultivo del olivo y la vid, que gracias al suelo fértil y el clima adecuado tuvieron importante desarrollo. La ciudad que mayor desarrollo tuvo fue Siracusa, que llegó a ser comparada con Atenas.
La llegada de los cartagineses en el siglo V a.C. fue progresivamente llevando a un enfrentamiento de las dos potencias de aquel tiempo: Roma y Cartago, desembocando en las guerras púnicas. Finalmente Roma logró convertir a Sicilia en una provincia romana, aprovechando su potencial agrícola para convertirla en su granero. El dominio de Roma, que duró unos 700 años, declinó con las invasiones de los pueblos germánicos que ocuparon Sicilia hasta que el Imperio Bizantino logró imponerse por un largo período que duró hasta las incursiones de pueblos árabes. Éstos fueron ocupando gradualmente toda la isla, mejorando la agricultura, introduciendo el cultivo de naranjas, limones y pistachos. Este período se prolongó hasta el siglo XI cuando las ciudades del sur de Italia decidieron contratar mercenarios normandos para recuperar Sicilia. Esta exitosa campaña culminó con la creación del Reino de Sicilia (que incluía Calabria y Apulia en el sur de Italia), con capital en Palermo. Fue un período de gran prosperidad que se refleja en la original arquitectura árabe-normanda.
A través de un matrimonio real, Sicilia pasa a pertenecer a la dinastía Hohenstaufen (alemanes de Suabia), pero en 1265 el papa Inocencio IV le cede Sicilia a un príncipe francés. El descontento del pueblo siciliano con el maltrato de los franceses, provocó en 1282 un alzamiento popular conocido como Vísperas sicilianas en el que masacraron a los franceses, pasando la corona al Reino de Aragón. En los siglos que siguen, Sicilia alterna entre períodos como reino independiente y otros ligado a la corona de Aragón. Su población sufre también pestes y dos fuertes terremotos en 1542 y 1693 que diezman su población.
Los sicilianos se vieron involucrados en las guerras napoleónicas y finalmente con la restauración borbónica se crea el Reino de las Dos Sicilias que incluye Nápoles y Sicilia. Ya los sicilianos estaban cansados de tanto dominio extranjero, muchas veces a la distancia, y comienzan movimientos insurgentes para independizarse, aunque finalmente se unen a Garibaldi en su gesta para reconquistar Italia para los italianos. Así, desde 1861 pasó a formar parte del Reino de Italia que se convirtió en la República Italiana en 1946
Como vemos Sicilia tuvo una historia turbulenta, muchas veces codiciada, pero también menospreciada. Esto influyó para que tuviera fuertes movimientos migratorios. Así como en el pasado llegaron inmigrantes atraídos por su extensión en tierra cultivable, lo que llevó a la creación de latifundios, en los siglos XIX y XX hay una fuerte emigración en busca de superar la pobreza. Parte de esta emigración es, dentro mismo de Italia, a las ciudades del norte por su mayor desarrollo industrial. Otra parte importante de la emigración es la gente que partió hacia los Estados Unidos y hacia Sudamérica, en busca de oportunidades de trabajo.
Sicilia tiene una población de unos cinco millones de habitantes y sus mayores ciudades se encuentran en la costa: Palermo (capital de Sicilia), Catania, Messina y Siracusa. Para tener una idea de cómo es esta isla tan especial, vale la pena dedicar una semana para conocer Palermo y sus cercanías, Agrigento, Siracusa y por último la frutilla del postre, Taormina.
Palermo
Es una ciudad que nos permite aproximarnos a lo que significa Sicilia y su compleja historia, con influencias tan diversas. Esto lo podemos apreciar tanto en su arquitectura como en los tipos humanos, diferentes a los característicos del norte de Italia. Uno los oye comunicarse en su difícil dialecto, muchas veces a los gritos y nos damos cuenta de que estamos en una Italia diferente de la que vimos en Florencia o Milán. Hasta en la forma de conducir los autos por las estrechas calles de la parte más antigua de Palermo, se siente la pasión que los impulsa y nos obliga a salir con cautela de un negocio, al detectar que no hay vereda y debemos caminar por el mismo espacio que ocupan los autos.
Un lugar tradicional para comenzar nuestro paseo es “Quattro Canti” (Cuatro esquinas), el cruce de dos concurridas arterias que forman un conjunto arquitectónico característico del estilo barroco español del siglo XVII.
Muy cerca de allí hay dos bellas plazas: Piazza Pretoria con su bella fuente y Piazza Bellini con las iglesias de Martorana y San Cataldo en estilo árabe-normando (siglo XII), junto a la de Santa Caterina en estilo barroco y el Teatro Bellini.
También cerca encontramos la Catedral de Palermo, que data del siglo XII y combina el estilo árabe-normando con una serie de agregados y modificaciones realizadas en los siglos posteriores.
El Palacio de los Normandos nos muestra el esplendor alcanzado durante ese período, aunque lo que uno ve es la combinación de los diversos estilos que se dieron en este lugar tan especial que es Sicilia. Comenzó en el siglo IX por orden del Emir de Palermo y fue convertido en palacio por el rey normando Roger II y sus sucesores. Luego de un período de decadencia lo embellecen y modifican durante el dominio español, cuando los virreyes deciden convertirlo en su residencia. De especial relevancia es la Capilla Palatina, con su particular combinación de lo árabe-normando con lo bizantino.
Palemo está situada en una bahía y el paseo por la costa nos permite tener bellas vistas del mar, con el Monte Pellegrino en uno de los extremos de la bahía.
Por último, como no podía ser de otra manera, Palermo tiene también un famoso teatro de ópera, el Teatro Massimo. Es el más grande de los teatros de ópera de Italia y uno de los más grandes de Europa (unos 3500 asientos). Fue inaugurado en 1897, está construido en estilo neoclásico y en él se filmó la última parte de la famosa película El Padrino III.
Hay excelentes lugares cercanos a Palermo para completar la visita. El más cercano es Monreale, ubicada en la fértil llanura que los italianos llaman “Conca d´Oro”. Allí podremos ver la Catedral del siglo XII construida por los reyes normandos y el Claustro de un monasterio, que muestra el estilo árabe-normando en todo su esplendor.
Una imagen típica de Monreale es la del carro siciliano, profusamente decorado.
Otro lugar hermoso es Érice, ubicada sobre un monte a 750 m junto al mar. La ciudad es muy antigua, con murallas y estrechas callejuelas y bellas vistas hacia el mar.
Por último, Segesta, un lugar del que sólo quedan las ruinas de un templo griego con 36 columnas dóricas y un teatro griego de 63 m de diámetro, desde el que se tienen hermosas vistas.
Agrigento
Es, desde el punto de vista arqueológico, una de las zonas más interesantes de la isla, ya que en las afueras de Agrigento está lo que se conoce como “Valle de los Templos”. Es un claro ejemplo de la importancia que tuvieron estas ciudades costeras de Sicilia en los tiempos de la Grecia Clásica, hacia el siglo V a.C. Por la cantidad de templos dedicados a distintas deidades de los griegos, podemos tener una idea de la importancia de esta zona. Uno de los mejor conservados es el Templo de la Concordia.
Siracusa
Durante la dominación griega fue una de las ciudades más grandes y destacadas de la Magna Grecia, rivalizando con Atenas. Fue la cuna de Arquímedes (287 a.C. – 212 a.C.), matemático, físico e inventor, una de las personalidades más famosas de su tiempo. De él se cuentan muchas historias difíciles de verificar, pero dignas de ser contadas.
Cuando el rey le pidió que determinara si su corona era de oro puro o había sido rebajada con un material menos noble, se obsesionó con el tema y cuando, mientras se bañaba, encontró la solución salió desnudo a la calle gritando “Eureka” (“lo he encontrado”). De esto dedujo una de las principales leyes de la hidrostática, conocida como Principio de Arquímedes. También se cuenta que cuando la flota romana bloqueó Siracusa, Arquímedes creó un sistema de espejos parabólicos que, concentrando la luz del sol sobre las naves enemigas, logró que muchas se prendieran fuego. Otro de sus muchos inventos es el Tornillo de Arquímedes, que aún hoy se usa para mover distintos materiales. Por eso se ganó su lugar como hijo ilustre de Siracusa.
El lugar mítico de fundación de Siracusa es la Fuente de Aretusa en la isla de Ortigia, un manantial que provee de agua fresca desde tiempos remotos, localizada muy cerca del mar.
En el sector de la ciudad conocido como Neapolis, se encuentra el inmenso Teatro Griego y también la cantera de caliza conocida como Cantera del Paraíso. En ella hay una enorme gruta artificial que tiene una notable acústica y es conocida como Oreja de Dionisio. Según la leyenda este nombre fue dado por el pintor Caravaggio en referencia a Dionisio I, tirano de Siracusa, que encerraba allí a sus enemigos y podía oír sus conversaciones gracias a su perfecta acústica.
Taormina
Finalmente llegamos a la “frutilla del postre”, uno de los más bellos lugares de Italia. Su ubicación junto al mar, pero a unos 200 m de altura sobre el mismo, como en un gran balcón, nos permite ver el mar y las maravillosas vistas del monte Etna (de unos 3300 msnm). El Etna es uno de los volcanes activos más importantes de Europa, con erupciones tan recientes como el año 2021. A pesar de ello mucha gente vive en las laderas del Etna, y su fértil suelo volcánico produce excelentes viñedos y vinos característicos.
En Taormina uno no se cansa de mirar el espectáculo del entorno, a lo que hay que agregar una cantidad de eventos artísticos en distintas épocas del año. También hay una ilustre historia de visitantes desde el siglo XIX donde aparecen Goethe, Nietzsche, Wagner, Freud, Klimt y miembros destacados de la nobleza europea. En el siglo XX se sumaron artistas de cine y políticos. Todo esto le otorga a Taormina un glamour especial.
El Teatro Griego, que es muy utilizado para espectáculos, combina Historia con belleza natural y nos habla de la importancia que le daban los griegos al emplazamiento del teatro. Uno se imagina que, teniendo en cuenta los medios de su tiempo (siglo III a.C.), habría sido más fácil construirlo en una llanura junto al mar. Sin embargo buscaron ese lugar tan especial.
Como Bonus les dejo el video de un concierto con música de compositores italianos, realizado en el Teatro Griego de Taormina con un público muy especial, nada menos que los Jefes de Estado del Grupo G7 reunidos para su Conferencia Anual en el año 2017. Vemos y escuchamos a la Orquesta Filarmónica del Teatro alla Scala de Milán dirigida por Myung-Whun Chung.
Recorrer Sicilia es no sólo ver hermosos paisajes de mar y montañas sino sumergirnos en una particular cultura, forjada por siglos de una turbulenta Historia. Los sicilianos están abiertos a recibir al viajero y brindarle lo mejor de sus paisajes, monumentos y gastronomía para que se lleve un recuerdo imborrable de su tierra.
4 Comments
Fantástico Jorge, me encanto, no perdiste ningún detalle!!
Muchísimas gracias Graciela!
Hola Jorge, muy buena reseña. Me hizo recordar que allá en mayo de 2001 estuve en Sicilia y me quedó un recuerdo de Montreale con los puestos de venta en la calle que vendían una monstruosas porciones de atún fresco que parecían porciones de bifes de carne vacuna.
Estaba entusiasmado por tomar un helado artesanal siciliano y me acerqué a un negocito, muy cerca de los puestos callejeros, y con toda ilusión pedí mi helado que resultó ser muy industrial y nada de artesanía casera, quedó como una anécdota.
El resto de Sicilia, simplemente hermoso.
Muchas veces lo que escribo despierta gratos recuerdos de viaje, lo que me da mucha alegría. Muchas gracias por compartir tus recuerdos.